lunes, 10 de agosto de 2009

Para vivir

Para vivir

La vida puede pasar tres veces por el ojo de una aguja, mientras luchamos con ella por hilvanar los pedazos que no comprendemos.


Que si en la niñez la fantasía era tan natural. Por qué creíamos a pie juntos en los bosques donde habitaban brujas y hadas. Cuántas veces y por qué nos quedamos deseando los dulces prohibidos. De las veces que nos caímos del árbol o nos raspamos las rodillas no queda una sola memoria, mientras que sí está memorizada aquella fiesta en la cual nadie nos invitó a bailar.
Que si en la adolescencia nuestro cuerpo se transformaba… y de un año a otro no sabíamos si la nariz se nos quedaría así de fea o si nos crecerían un poco más los senos. Después no alcanzamos a saber cómo fue posible que un cuerpo humano nuevo, habitado por un espíritu distinto al nuestro, se formara en nuestro vientre… despacio… para luego robarnos la vida de manera tan inocente.
Cómo sobrevivimos a los terribles cambios del cuerpo, es un misterio.
Cómo es posible observar ante el espejo poco a poco, que la piel cobra un color y textura distintos.
Cuánto dejamos de parecernos a nosotros mismos cada mes, cada año. Cómo se esfuman en el pasado nuestras pupilas reales, mientras las nuevas se van entristeciendo. Y sin embargo… nuestro espíritu es inmutable. Reímos por las mismas causas que en la infancia; amamos las mismas cosas de la naturaleza: Los atardeceres, las noches estrelladas, los árboles grandes.

El espíritu no cambia, sólo aprende. No se desgasta, sólo crece en su capacidad de vivir las emociones. Las buenas… las malas pasan y se olvidan si realmente somos aprendices eficientes de la vida, que pasa tres veces por el ojo de una aguja, mientras hilvanamos los sueños, esperando que se cumplan.

Y los sueños a punto de cumplirse llegan, nos acarician, llaman nuestra atención con perfumes que seducen y si no estamos atentos el cuerpo cambia, pasa por el tiempo, que lo consume, y ellos se van de nuevo al arcón del tiempo a esperar una oportunidad para volver. Los sueños pueden pasar de largo mientras intentamos hilvanar la vida, comprenderla mientras el cuerpo se va destruyendo poco a poco.


... Pero la Vida es para vivirla, no siempre para entenderla.

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