jueves, 14 de abril de 2011

Recuerdos de un día triste

Aun recuerdo ese día…. O blanco o negro, no había posibilidad de barajar tonalidades intermedias. Dentro de mí se agitaba la calma que me caracteriza, la que, a pesar de los días de incertidumbre, me ha mantenido pensando en positivo. Me levanté cuando el silencio aún dormía, necesitaba contactar con el sonido más tranquilizante que he escuchado (quitando al mar) .… necesitaba respirar su esencia, contemplar su lejanía, empaparme de su revuelta armonía... Subí al coche y, casi sin pensarlo, conduje hasta llegar hasta Cataratas. Estacioné, y me dirigí a travesando los imponentes saltos, anduve hasta que no hubiera rastro alguno, tan sólo unas gaviotas que picoteaban un trozo de pan mojado. Me senté en una piedra y dejé caer las piernas. Mantuve la mirada perdida en ese punto de unión que tanto me fascina. La caída del agua y ver como la bruma de la misma empapa todo alrededor… ¡Cómo podía cambiarnos la vida de un momento para otro!.... ¿Cómo te haces a la idea de que quizá no estará? Yo no me la hago, ¡me niego! ¿Cómo se prepara una persona para recibir una noticia tan de golpe, a sabiendas que todos tenemos que morir? ¿Dónde ubica, en cuestión de milésimas de segundos, todos los sueños, los proyectos, los siguientes cumpleaños, seguir compartiendo, las reuniones familiares, cayendo, subiendo, viviendo. ¿Qué piensa? ¿Qué siente? Si los que la rodeamos tenemos miedo, incertidumbre, desubicación, incredulidad... ¡qué no pasará por su mente y su corazón! Se me parte el alma en minúsculos pedazos al verla tan fuerte cuando estamos todos, y saber que se derrumba cuando se queda a solas. Cuánta impotencia mezclada con ¿resignación?... Fue allí donde recibí la noticia que habíamos estado esperando desde el día uno. Todas las pruebas daban positivo, con lo cual, han sido días de angustia para terminar con un final que tanto temía. Suspiré y, con aquella estampa de frente, lloré hasta que las lágrimas ya no salían. Necesitaba despojarme de la presión que se había ido acumulando a velocidad de rayo en mi corazón. Durante un buen rato perdí la noción del tiempo, sólo quería deshacerme del mal trago que llevaba dentro. Cuando los ojos terminaron con las reservas lagrimales, me recosté mejor y contemplé el infinito cielo azul. Después de unos minutos, la brisa comenzó a arañar mis mejillas irritadas. Justo, cuando pretendía incorporarme para regresar, recibí una llamada de mi trabajo, debía volar a la oficina. De regreso a ella iba pensando como la vida debe seguir a pesar de un diagnóstico de cáncer, como seguir siento su nieta alegre, simpática que no decae ante nada, como abrazarla fuerte sin que sienta que se me oprime el pecho….no lo se pero hace meses que vengo intentando, darle mi apoyo y acompañarla, teniendo fé…ojalá la tengamos para rato, pero eso solo dios lo dirá.

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